19 julio, 2005

Canadá: aproximaciones.

Algún día me detendré a explicar qué hace uno de Astorga en Dunnville (provincia de Ontario, Canadá). Lo que me apetece escribir hoy tiene mucho que ver con el resultado del viaje y poco con sus motivos...

Lo poco que creo saber de Canadá se lo debo a lo mucho que he leído estos días. Y si he leído tanto se debe a que no he podido hacer lo que esperaba, que era conocer un poco por encima Toronto. Lo único que por ahora conozco de esta ciudad (apenas 4 detalles) se lo debo a Internet y a la biblioteca pública de Dunnville, pero no hace falta mucho más para enamorarse esta "Nueva York regida por los suizos"...

A falta de tiempo para trazar un perfil de lo que Toronto y Canadá pueden ofrecer al lector de este humilde blog, me conformaré con esbozar un croquis...

La sociedad canadiense se caracteriza por su carácter abierto y multicultural, algo que no sorprende en un país joven que integra a sus inmigrantes con naturalidad. ¿Cómo explicar entonces ese orgullo en forma de hoja de arce que ondea por todas partes? El abuso del símbolo nacional tiene dos motivos principales: la necesidad de sentirse parte de un todo (un todo por definir), y, sobre todo, un sentimiento de orgullo nacional que nace, como casi siempre, contra un segundo, en este caso el todopoderoso vecino del sur. Estados Unidos se ha convertido para los canadienses en un faro que eclipsa cultural y económicamente a un país que en el fondo se siente europeo, y eso se traduce en un aparente rechazo de todo aquello que huela a yankee - y digo "aparente" porque con 3 canales de televisión propios y más de 100 estadounidenses lo difícil es forjar cualquier "espíritu nacional" (el de la televisión es un caso paradigmático, y quizá el primero que salta a la vista). El caso de Quebec es muy especial, y no son estos el momento ni el lugar para tratarlo. Si alguien estuviera realmente interesado en la polémica que rodea al proto-nacionalismo de esta provincia canadiense, Mordecai Richler ofrece su particular punto de vista al respecto en "Oh, Canada! Oh, Quebec! - Requiem for a divided country". Como carta de presentación diré que sus análisis políticos han aparecido en medios como "Spectator", "The Guardian", "The New Yorker", "Life" o "Time" entre otras publicaciones de reconocido prestigio; un estilo riguroso y ameno aderezados con un humor entre ácido y corrosivo hacen del libro una lectura de fácil digestión, algo sorprendente dado el detalle con que se analizan los momentos críticos de un nacionalismo que ha vivido dos referenda... Curioso comprobar que los Pujol, Ibarrexte, Rovirexte y compañía se limitan a seguir los pasos de estos nacionalistas del otro lado del Atlántico; y digo bien "seguir los pasos", porque incluso sus errores, incongruencias y excesos verbales parecen calcados.

Sea como fuere, hay vida en Canadá más allá de la política... Me quedo con dos de los personajes más interesantes que he "conocido": el pianista Glenn Gould y Mordecai Richler, escritor al que ya he mencionado.

Glenn Gould es uno de los pianistas más sobresalientes y excéntricos del siglo XX; dado que la música es cosa del elHijoDelFonk, me limitaré a recoger aquí una anécdota que presumo lo bastante reveladora en lo que a su personalidad se refiere... Gould tenía una muy pobre impresión sobre la capacidad de Mozart; lo bastante pobre como para grabar sus sonatas para demostrar que Wolfgang Amadeus murió muy tarde, y no de forma prematura, como se viene sosteniendo.

En cuanto a Mordecai Richler, decir que es mi autor canadiense favorito. De acuerdo, solo he leído uno de sus libros, y se trata de un ensayo político, pero me llevo algunas de sus novelas a España. Espero que mis impresiones se confirmen, porque hay dos que me resultan especialmente atractivas a priori: "The apprenticeship of Duddy Kravitz", y "Solomon Gursky was here". Por alguna razón que no alcanzo a comprender las identifico con "Los detectives salvajes" y "2666" respectivamente (ambas de Roberto Bolaño, y elegidas Mejor Novela del Siglo XX y Mejor Novela de lo que Llevamos de Siglo XXI y Muy Posiblemente del Siglo XXI Entero y Verdadero por servidor de ustedes).

Un cordial saludo de uno de Astorga, que no tardará en volver para desvelar las anécdotas más interesantes del rodaje de "Los 100 golpes", basada en el libro homónimo de Melissa Panarello... María Valverde no se merece menos. Ah, el de Astorga ese del que hablamos tampoco se ha olvidado del Ademar. Este ha sido un verano movidito, y no tardaré en contaros la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad sobre la polémica marcha de Juanín al Far$$$a.

Besitos para ellas y un abrazo para ellos.

P. D: Si, ya tengo en mis manos el último de los libros de Harry Potter (si, el del príncipe mestizo). No tardaré en contaros si merece o no la pena... Lo único que puedo decir por ahora es que me han regalado el libro (también me regalaron el quinto). ¿Magia? No lo sé, pero son 41 dólares canadienses (más impuestos) que me he ahorrado.