08 marzo, 2007

La vida de los otros

Hace unos días tuve la oportunidad de ver "La vida de los otros", ganadora del Óscar a la mejor película de habla no inglesa de la edición de 2007. "La vida de los otros" está ambientada en la RDA de 1984, y habla de la transformación que sufre un agente de la temida al que encargan vigilar a un autor teatral sospechoso pese a su probada lealtad al régimen.

En cuanto a la película, es larga (más de dos horas), y no hay explosiones, tiroteos, desnudos, ni psicópatas. Los medios alemanes la han aclamado de forma unánime como la prueba definitiva de que se ha logrado sistituir la nostalgia de la era comunista por puntos de vista más ajustados a la realidad. Para comprobarlo, nada mejor que ver "Good Bye Lenin!", otra excelente película germana que apostó por el sentido del humor para sumergirse en el pasado reciente alemán.

El protagonista, Ulrich Mühe, lo fue también de "Funny Games" (de Michael Haneke, y muy recomendable, más incluso que "Cachè"). Ha rehusado comentar su pasado, pero se rumorea que fue espiado por su mujer, que formaba parte de la tupida red de informantes de la Stasi. Su personaje en "La vida de los otros" tiene como nombre en clave HGW-XX/7, y no creo que el guionista y director, Florian Henckel von Donnersmarck, lo eligiera al azar (sobre todo porque he leído que trabajó en el proyecto durante 8 años, rechazando distintas sugerencias para convertir la película en una comedia. Me atreveré a insinuar que eligió HGW por ser las iniciales de Herbert George Wells (conocido, sobre todo, por "La guerra de los mundos"); el HGW escritor defendió que "nuestra verdadera nacionalidad es la humana", y esa es, creo, la moraleja de esta película; también aseguró que "el mejor gobierno es el que deja a la gente más tiempo en paz"... (Si, la hipótesis es muy arriesgada y carece de fundamentos sólidos, pero la intuición tiene estas cosas).

En fin, un peliculón que merece mucho la pena. A mi me ha devuelto la fe en el género humano y en los finales perfectos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Homo Astorgus ¿no te parece que Funny Games, pese a lo extremo, en el fondo quiere ser una comedia?