30 octubre, 2007

Aquellos maravillosos años (II)

Chicas que tienen la sonrisa mágica

(24-XII-2000)

Laura T

El jueves pasado estuve tomando algo con Laura T. Lo cierto es que estuvimos unas dos horas hablando. No conocía muy bien a Laura, pero he descubierto que es mucho más simpática y accesible de lo que nadie se puede imaginar. Quizá porque la conocía muy superficialmente, tendía a pensar que era otra chica más, una de tantas chicas guapas. Pero no; es muy simpática, y me arrepiento mucho de haberla juzgado equivocadamente.


(sin fecha)

Keiko

La conocí un lunes, 20 de noviembre. Era el cumpleaños de Johan, mi compañero de piso. Estuvimos un rato hablando en el café 'Europa'. No volví a verla hasta el 5 de diciembre, día en que coincidimos en la cena de despedida de Ileana. Hablamos poco durante la cena, pero pasamos un buen rato juntos en la 'Dickens'. Todos allí se dieron cuenta de que me gustaba. Pese a que mis sentimientos eran evidentes no le dije nada. Cuando se fue sonrió y me dio dos besos. Espero volver a verla pronto.


(sin fecha)

Ileana:

Se ha ido. Me ha prometido que me escribiría y espero que lo haga así. Le gusta mucho Hermann Hesse. Música española: Tonino Carotone, Jarabe de Palo, Ska-P. Me comentó que le gustaría escribir un libro basado en su experiencia en España; lo titularía 'Barrio Húmedo'. Para ella son verdaderos amigos aquellos que la llaman el día de su cumpleaños. Hace teatro en una pequeña compañía independiente. En verano participa en un campamento 'ecologista' (de actividades realizadas en pro de la conservación del medio ambiente). Tiendas: le gustó 'Cascanueces'. Le gustan la paella y la comida china. Estudia Ciencias Políticas; le gusta viajar y no le desagrada la filosofía. Puede hablar casi de cualquier cosa, aunque también le gusta escuchar. Es muy efusiva y no le importa demasiado lo que los demás piensen de ella. Se viste como le apetece, pero sabe hacerlo. Conoció, aunque poco, a Coru. Se llevaba bien con Moln, Alberto (su profesor), Ricardo, Rafaelle... Conoció a Vanesa. Se lió con Davy. No pudimos ver S. Isidoro. La vi por primera vez en la catedral, y me fijé en ella aún sin conocerla. La conocí poco después y nos pasamos prácticamente toda la noche hablando. No hubo nada más entre nosotros.


Es curioso ver cómo cambian las cosas; con el paso del tiempo son otras sonrisas a las que entonces no presté o no quise prestar atención las que se han ganado un lugar irreemplazable en mi vida.

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