20 abril, 2004

Sorprendentes revelaciones en torno al 11-M.

No, no hablo de el artículo de El Mundo en torno a las presuntas incongruencias que se habrían dado a lo largo de la investigación (¿por qué no empiezan por preocuparse de las incongruencias del propio artículo?). Hablo de algo mucho más sorprendente. Puedo anunciar sin la menor duda que la explosión que tuvo lugar en el número 40 de la avenida Carmen Martín Gaite de Leganés no fue un suicidio colectivo. Detrás de las siete muertes hay un responsable, un personaje cuya imagen pública está (hasta este momento) a salvo de cualquier sospecha. Detrás de la explosión del piso de Leganés en la que desaparecieron 7 presuntos terroristas junto con infinidad de pruebas se esconde un ludópata de tres al cuarto, un siniestro personaje que tuvo la desfachatez de anunciar a todo el país lo que se avecinaba. La mente perversa de Fran Perea esconde todas las claves. He llegado a esta conclusión después del análisis de una de sus canciones (y sin escucharla al revés aún, acojonado estoy ante la perspectiva), titulada "Uno más uno son siete". Respiren hondo antes de comenzar:

"En un anden de la estación,
bajo el sol abrasador
tú hablabas de un rascacielos
del cielo de Nueva York.
Vente pronto a ver el mar,
y tú envía una postal
ya sabía que aquel dia era el final.
"

Desde luego el comienzo es apoteósico: "en un andén de la estación"; sabe perfectamente dónde van a producirse los atentados, pero, en una burda intentona de engañar a los investigadores, habla de un sol abrasador (la maniobra de despiste se viene abajo unos acordes más adelante...) "Tú hablabas de un rascacielos / del cielo de Nueva York"... La alusión al 11-S no puede ser más clara; además habla en pasado, con lo que nos da una pista clave: mantenía algún tipo de relación con al menos uno de los terroristas del 11-M, que soñaba con emular a los autores del 11-S (y había hecho de éste un tema recurrente). "Vente pronto a ver el mar, / y tú envía una postal / ya sabía que aquel dia era el final." Mientras suceden los atentados Fran Perea se encuentra en algún lugar indeterminado de la costa mundial, y pide a su novio que huya a su lado cuanto antes, para buscar una coartada tan ridícula como unas postales firmadas por ambos que habrían salido desde la playa la mañana de los atentados. Fran Perea es malo, muy malo.

"Y ahora tengo mucho más.
Rojo, negro, par o impar,
por fin la suerte trae un as
Y un cristal para mirar
y una pared para colgar
Siete caras sonriendo
en una foto de carné.
"

Se sabe que los terroristas habían obtenido jugosas sumas de dinero procedentes de las más variopintas actividades (la mayoría de ellas ilegales). Y casualmente Fran Perea tiene ahora mucho más... Da qué pensar. "Rojo, negro, par o impar / por fin la suerte trae un as"; llegados a este punto, el juez Garzón daría la orden de búsqueda internacional de Fran Perea. Este ludópata inmisericorde se ha quedado con el dinero de los terroristas para pagar las deudas del juego que había ido contrayendo. "Y un cristal para mirar / y una pared para colgar / siete caras sonriendo / en una foto de carné". El cristal para mirar es una cámara de vídeo, concretamente la que grabó las imágenes de la explosión del famoso piso de Leganés; él mismo activó el detonador, sabiendo, en su megalomanía, que sus imágenes darían la vuelta al mundo. La pared es la de la habitación de Fran Perea, y en ella ha de estar colgada una foto con la imagen de los 7 terroristas que supuestamente se inmolaron aquella noche... En la foto sonreían los pobres, ignorantes de lo que su buen amigo Fran les tenía reservado. Y es que Fran Perea es malo, muy malo.

"Mis cuentos no hablaban de historias
hechas de casualidad.
Nadie me dijo que el destino
daba esta oportunidad.
"

Nadie le dijo que el destino daba esa oportunidad... ¡Ni puta falta que hacía! Los celos y sus deudas se encargaron de dar forma al plan. Sus cuentos no hablaban de historias hechas de casualidad... ¡Pues claro que no! Todo estaba pensado al detalle...

"Uno más uno son siete
¿Quién me lo iba a decir
que era tan fácil,
ser feliz?
"

Uno más uno son dos. Eso lo saben más de la mitad de los tontos. Pero para Fran Perea uno (él mismo) más uno (su novio, el que colocó algunas de las bombas) son siete (los siete que habían de morir para quedarse él con la pasta y pagar las deudas que había contraído en casinos de medio mundo). Fran Perea es malo, muy malo.

"¿Cuántos años llevo aquí?
¿Cuántos me pueden quedar?
¿Cuál es el precio exacto
de la felicidad?
¿Quién se acordará de mí?
¿Quién me volverá a mirar?
¿Quién impulsa las manijas
de la casualidad?
"

El perverso cantante introduce en su composición un elemento ciertamente original que ha desconcertado a expertos de 15 países distintos. Pero mi capacidad analítica va mucho más allá de cuatro razonamientos y dos silogismos aprendidos en cualquier academia de detectives... Fran Perea introduce en su composición (¿o debería decir deposición?) el elemento onírico con el único fin de despistar a los investigadores más curtidos introduciendo elementos poéticos en su confesión... Este malagueño maldito imagina la primera noche después de grabar en directo la muerte de sus siete compinches, y sabe que incluso un ser despiadado como él tendrá remordimientos... Augura, para si mismo, una noche de sudores fríos; imagina una pesadilla: ha sido descubierto, y se encuentra encarcelado... "¿Cuántos años llevo aquí? / ¿Cuántos me pueden quedar?" Sabe que la condena que le aguarda será larga, muy larga... "¿Cuál es el precio exacto / de la felicidad?" No recuerda ya el dinero que se gastó en el juego, y añora los buenos momentos que pasaba despilfarrando los miles de euros que le proporcionara su maquiavélico plan. "¿Quién se acordará de mí? / ¿Quién me volverá a mirar?" Sabe que sufrirá un importante rechazo no ya de la sociedad, sino también del resto de criminales, que ven en él al más temible de los presidiarios... "¿Quién impulsa las manijas / de la casualidad?" Creyó que todo estaba bajo control, y convenció a sus cómplices de que así era para reventarlos vivos, pero comienza a pensar que quizá no es él quién lo orquesta todo... Pero recuerden, esto es algo que él imagina a priori... En el fondo está convencido de tener la situación bajo control. Se lo tengo dicho: Fran Perea es malo, muy malo.

"Una caricia del ayer
Unas postales sin firmar
y aquel disco de los Burning
no son cosas que guardar.
Hoy sonrío al recordar
que soñarás con volar
Desde los bancos de Madrid
no se puede ver el mar.
"

"Una caricia del ayer." Mientras compone la canción, Fran Perea sabe que echará de menos las caricias de su hoy ex-novio, pero está dispuesto a ponerlo en órbita si eso significa pagar sus desorbitadas deudas. "Unas postales sin firmar / y aquel disco de los Burning / no son cosas que guardar." Fran Perea se deshace de cualquier vínculo que pueda relacionarlo con su novio, como el disco de los Burning que le regalara o las postales que no llegaron a enviar. Fran Perea es malo, muy malo. "Hoy sonrío al recordar / que soñarás con volar." Mientras compone la canción tiene los santos huevos de reirse mientras imagina a su entonces pareja volando por los aires... "Desde los bancos de Madrid / no se puede ver el mar." Sabe que, estando en algún lugar indeterminado de la costa mundial mientras sucedían los atentados, sus imágenes no quedarían registradas en las cámaras de vigilancia de los diversos bancos de Madrid en los que se retiró el dinero. Y sabe también que volverá a Madrid a tiempo para hacerlos volar, pero no lo dice... Fran Perea es malo, muy malo.

"Mis cuentos no hablaban de historias
hechas de casualidad.
Nadie me dijo que el destino
daba esta oportunidad.
"

Ya lo había dicho y lo repite: lo planeó todo cuidadosamente y sin ayuda desde el momento en que conoció los planes de su novio. Fran Perea es malo, muy malo.

"Uno más uno son siete
¿Quién me lo iba a decir
que era tan fácil ser feliz?
"

La distancia entre un mar de deudas y la felicidad de verse libre de sus acreedores eran siete vidas... Fran Perea es malo, muy malo.

"Si hubo un tiempo para mí,
ahora es para los seis.
Está saliendo del café.
Otra vez comienza el lío
como cada amanecer.
Hay tostadas para tres.
Arreglad la habitación.
Este cuadro de familia
se merece una canción.
"

"Si hubo un tiempo para mí, / ahora es para los seis." El dinero no fue el único motivo para cometer la matanza. Fran Perea se sentía celoso, ya que a medida que se acercaba la fecha de los atentados su novio pasaba cada vez más tiempo con los otros seis terroristas. "Está saliendo del café." Carcomido por los celos, Fran espía a su novio unos meses antes de los atentados. "Otra vez comienza el lío / como cada amanecer." Los terroristas abandonan la cafetería en la que desayunan para repasar el recorrido de los trenes de la muerte en el horario exacto de los atentados, algo que debían hacer con bastante frecuencia y que irritaba sobremanera a Fran Perea, muy amigo de los polvos mañaneros. Los celos han echado por tierra aquel "sol abrasador" con el que intentara dejar pistas falsas. "Hay tostadas para tres." Al parecer eran tres los terroristas que colocarían las bombas, y desayunaban todos juntos en la cafetería. "Arreglad la habitación." Fran Perea llegó a conocer el escondrijo de los terroristas, y les pide que adecenten un poco la estancia, ya que no se siente cómodo manteniendo relaciones sexuales con su novio entre botellines de cerveza vacíos y colillas. "Este cuadro de familia / se merece una canción." De nuevo afloran los celos, y es por eso que decide plasmar su plan en esta canción... Cuando su novio le entrega una foto de carné en la que aparece junto a sus seis compañeros Fran Perea comienza a maquinar su plan... El cuadro de familia es en realidad la foto que cuelga ahora de la pared de su habitación. Fran Perea es malo, muy malo.

"Mis cuentos no hablaban de historias
hechas de casualidad.
Nadie me dijo que el destino
daba esta oportunidad.
"

Fran Perea es malo, muy malo.

"Uno más uno son siete
¿Quién me lo iba a decir
que era tan fácil ser feliz?
"

Fran Perea es malo, muy malo.

"Ser feliz..."

Fran Perea es malo, intrínsecamente malo.

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