10 octubre, 2005

Genios.

Así se titulan el último libro que he comprado y la entrada que me dispongo a escribir... Y si la titulo así es porque el congreso de Salamanca no defraudó mis expectativas... Entre los genios allí congregados es imprescindible hablar de Fernando Sánchez-Dragó, que planteó su lectura personal del Quijote de una forma pretendidamente guerrillera que se quedó más bien en un ejercicio de ombligocentrismo bastante predecible... También pasó por allí Fernando Arrabal, que llegaba desde Grecia, y cuya lectura resultó del todo incomprensible, absurda por momentos e incluso senil; los años no pasan en balde. El tercer genio al que quería ver es Juan Manuel de Prada, que no sorprendió a nadie con su monótona y erudita disertación. Grandes los 3. Pero lo mejor de estos congresos son, siempre, las sorpresas, esas conferencias a las que uno asiste por aquello de hacer acto de presencia y que se convierten en los mejores recuerdos... Y es aquí donde entran los Genios.

El primero de estos genios es el puertorriqueño Luis Rafael Sánchez, al que me tocó ver casi de casualidad. Su lectura del Quijote fue casi mágica, y esa misma mañana me hice con La guaracha del Macho Camacho, que tuvo la gentileza de firmarme al día siguiente. Si su literatura se revela la mitad de buena que su destreza oral, la compra habrá merecido la pena.

Es el turno ahora de la genia, Francisca Noguerol Jiménez, profesora de la Universidad de Salamanca. Su rastreo de las huellas cervantinas en la obra de Borges resultó apasionante, y mi lectura del maestro ginebrino no será la misma a partir de ahora. En este sentido resultó también especialmente reveladora la exposición de Fernando Rodríguez Lafuente, de la fundación Ortega y Gasset.

Termino con Mempo Giardinelli, argentino si no me falla la memoria, autor de La revolución en bicicleta. Su ardiente reivindicación de las bondades de la lectura, cándida en algunos momentos, habría cautivado a cualquiera. Entre las actividades que promueve en su tierra natal se encuentran algunas tan sorprendentes como el reparto de 5.000 libros en un partido de fútbol o el Programa de Abuelas Cuenta Cuentos. Admirable.

Hablo solo de pasada de Salamanca, que como ciudad me cautivó (ya había estado allí, pero no me había dado la oportunidad de conocerla un poco por encima).

Y termino con un enlace al Bloc de Anillas de Alfredo Martín-Górriz (hablando de genios...): La casa toma ya. Lee a Cortázar, qué más se puede pedir...

No hay comentarios: