26 febrero, 2004

Melissa P. prepara su desembarco en España.

La editorial Poliedro ha elegido una fecha tan señalada como el próximo 27 de febrero para poner a la venta Los 100 golpes, que será el título de la edición española de Cento colpi di spazzola (literalmente, 100 golpes de cepillo de dientes). Hacerse con un ejemplar del polémico libro supone 15 € 15 (14'25 € para aquellos que puedan acercarse hasta la FNAC).

La autora, Melissa Panarello, estará en Barcelona los días 19 y 20 de marzo para promocionar el libro en España. Los que hayan tenido la suerte/osadía de leerme más de un par de veces y hayan puesto algo de atención intuirán a estas alturas que uno de los enlaces de este patético blog conduce a la página de Melissa. Así es; pese a ser un declarado enemigo de la actualidad informativa, no he tenido más remedio que sucumbir a la figura de esta deliciosa siciliana. ¿Qué otra cosa podía hacer?

El libro promete sexo, sexo y sexo aderezado con algunas reflexiones y enmarcado dentro de un proceso de maduración personal. Es decir, que se va a vender como el pan caliente. La campaña ha sido perfecta, y no tardaremos en ver en España las reacciones que se produjeron en Italia: aclamación popular, dura condena de las (autoproclamadas) autoridades morales, presunto escándalo informativo (también conocido como publicidad gratuita, que se lo pregunten a Leo Bassi), y un endemoniado ritmo de ventas. Tiempo al tiempo.

Está claro que, después de tanto observar el fenómeno, uno no tiene más remedio que hacerse con el libro, leerlo, y juzgar con un poco de criterio (exactamente lo contrario de lo que ahora mismo hago). O eso, o esperar a que publiquen la crítica en La Página Definitiva.

Para terminar, algunas de mis andanzas por la Red...
Balonmano en Europa (y en inglés, que no me he olvidado).
Andalucía en Red: el retorno de Pimentel, uno de los pocos políticos cabales que en España han sido.
Me tenéis contento, el último blog incorporado a la nómina de LPD. El análisis de la lagartija es para quitarse el sombrero, de verdad.

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